Campaña ¡AMNISTÍA SOCIAL YA!
La AMNISTÍA SOCIAL: Una
propuesta de base
¿En qué
consiste esta propuesta? ¿A quién va dirigida?
Estos interrogantes son con los que nos
encontraremos a la hora de explicar en qué se basa esta demanda, qué queremos
decir cuando hablamos de Amnistía Social. Pero tendremos que
hacernos más preguntas, y eso es lo que queremos intentar responder con este
documento.
Vayamos a las definiciones de lo que quiere decir
literalmente amnistía:
“La amnistía (del griego “amnestia”,
olvido) es una causa de extinción de la responsabilidad penal. Es un acto jurídico,
normalmente emanado del poder legislativo, por el que una pluralidad de
individuos que habían sido declarados culpables de un delito pasan a
considerarse inocentes por desaparición de la figura delictiva”.
“La amnistía suele tener efectos
retroactivos y, entre otros, extingue toda responsabilidad penal o civil y
anula los antecedentes penales. Por el mismo motivo es general, dado que actúa
sobre todos los que cometieron ese delito, y no sobre individuos concretos”.
“La amnistía suele suponer un nuevo juicio
de valor sobre la conveniencia de prohibir o sancionar una conducta. Por esa
razón, las leyes o actos de amnistía son más frecuentes en momentos de cambios
sociales o de regímenes políticos, y en ocasiones se asocia al perdón de presos
políticos. Sin embargo, su empleo puede ser objeto de polémica, pues puede
provocar la impunidad de quienes cometieron graves hechos durante un régimen
anterior”.
Las modalidades de amnistía más conocidas
son las que afectan a militantes presas de organizaciones políticas (amnistía
política). Recientemente, el gobierno ha usado la amnistía para beneficiar a
corruptos y defraudadores (amnistía fiscal).
¿Y
qué es una AMNISTÍA SOCIAL?
El concepto que planteamos tiene unas
connotaciones diferentes y más amplias de las que conocemos como “amnistía
política”.
Muchas personas han padecido sanciones (o
estamos en la lista de espera) cuando, en defensa de sus derechos básicos
(sanidad, educación, vivienda, libertad de expresión, concentración, huelga,
manifestación, dignidad humana, etc.), y forzadas por unas circunstancias de
las que son víctimas, han sufrido en sus carnes la rigurosidad de las leyes
vigentes y la desproporcionada actuación de los cuerpos de seguridad del
Estado.
Cada una de las luchas, en este proceso de
defensa de los derechos, de lo público (huelgas generales y sectoriales
(mineras, limpieza, sanidad, educación, estudiantiles, etc.), el 15-M, los
desahucios y las okupaciones, las mareas, blancas, verdes, azules, negras, etc,
las marchas de la dignidad, en defensa del derecho al aborto y los derechos de
las mujeres, las de las discapacitadas, las de las preferentistas, contra la
represión, etc), ha conllevado una confrontación de miles de personas con la
legalidad por razones políticas y humanitarias. Mucha gente ha comprobado cómo
nos han apaleado, identificado, sancionado, detenido y encarcelado.
Nos han desdibujado e insultado sin
compasión a través de sus medios de desinformación. Nos hemos encontrado con
una acción represiva desmedida por parte del Estado en defensa de los intereses
de quienes son los responsables de esta situación de emergencia social que
estamos sufriendo, de este genocidio de baja intensidad al cual nos someten.
El Estado ha desplegado una cobertura
legal para esas actuaciones represivas y sancionadoras (muchas de ellas
violentas), que ha evolucionado en sentido contrario de lo que sus propias
leyes dictan, incluida la Carta Magna.
Lo vimos con el 15-M en la Plaza del Sol,
en Plaza Catalunya en Barcelona y en la Generalitat de Valencia. Con las
estudiantes de la Primavera valenciana y en cada desahucio ejecutado, en cada
desalojo de una okupación.
Lo hemos visto con los casos de Laura y
Eva de C.G.T de Barcelona y de Alfon en Vallekas, con Carlos y Carmen de
Granada y otra gente en los piquetes de las huelgas generales.
Lo hemos sufrido en los Rodea el Congreso
y las Marchas de la Dignidad del 22-M, cuando las luchas mineras o con las que
llevan adelante las estudiantes universitarias. En cada escrache contra
banqueros y políticos estafadores y corruptos, en las concentraciones
solidarias con anarquistas injustamente criminalizadas.
Lo estamos padeciendo y les gustaría que
lo hiciéramos en silencio, que hagamos de tripas corazón tras cada suicidio
ignorado y silenciado, tras cada intervención violenta de los Cuerpos de
Seguridad del Estado.
UNA
SOLUCIÓN EXCEPCIONAL PARA UNA SITUACIÓN CRÍTICA
A la hora de sancionarnos y ejercer la
represión en protestas más que justificadas, no ha contado para nada la
situación de excepcionalidad a la que nos han llevado. Una situación de
empobrecimiento de millones de personas, de pérdidas de derechos conquistados
con mucho esfuerzo y luchas donde las trabajadoras dejaron su vida.
Es en este marco excepcional donde miles
de personas han tenido que encontrase en situaciones que difícilmente
imaginaban. El adiós al “estado de bienestar”, y la ruptura de eso que llamaban
“la paz social”, nos han forzado a la confrontación, No con quienes han
participado del expolio general de nuestras economías y derechos, sino con sus
medios coercitivos, las fuerzas de seguridad del estado, y su sistema judicial.
Y es porque han sido las luchas sociales
las que han mantenido este duro pulso, por lo que reclamamos AMNISTÍA SOCIAL y exigimos que sean olvidados nuestros supuestos delitos o
infracciones de la ley en contra de un saqueo de lo común, de lo público, de lo
que es de todas.
No pedimos que nos perdonen por haber
arriesgado nuestros sueldos y puestos de trabajo, nuestra seguridad e
integridad física por lo que estamos sufriendo, No pedimos ni clemencia ni
indultos, reclamamos y exigimos justicia social.
Y lo hacemos conscientes de lo justas y
necesarias que son nuestras luchas. Porque no somos fichas en el juego
político. Sea quien sea quien acceda al poder político, tendrá que hacer
justicia con las personas que han pasado por momentos de represión
injustificada durante este período tan brusco para miles de personas. Es
necesaria esa AMNISTÍA SOCIAL porque hemos luchado con
ejemplaridad y por eso ninguna persona merece un castigo.
Además es justa su exigencia, máxime
cuando es demostrable que los métodos de lucha empleados en defensa de nuestras
reivindicaciones, por contundentes que parecieran, no han generado hechos
violentos que supusieran pérdidas de vidas alguna. Fueron muestras de nuestra
impotencia y de la rabia contenida frente a la prepotencia de lo que se nos
aplicaba, frente a la dimensión de lo que se nos venía encima, ante la
ocultación y la deformación de nuestras demandas.
Por el contrario, han sido parte de los
sectores sociales más afectados (por los recortes en los presupuestos públicos,
por la pérdida de trabajos y viviendas, por la desesperación que queda
instalada en nuestras vidas ante la inseguridad de un futuro mejor para ahora y
en adelante), los que han puesto la parte más amarga de las consecuencias de
esta crisis-estafa. En esta guerra declarada cobardemente contra el pueblo, los
muertos los hemos puesto nosotras. Como se puede comprobar, la AMNISTIA
SOCIAL tiene mucho de política.
Desde las luchas mineras y huelgas
generales, pasando por aquellas que, en defensa de nuestras justas demandas,
hemos llevado a cabo con métodos de lucha directa sin violencia contra las
personas, como son los escraches, las concentraciones, los cortes de carreteras
y polígonos, las marchas y bloqueos de parlamentos y desahucios, aquellas en
defensa del derecho constitucional a un trabajo y una vivienda en dignidad,
contra la violencia machista que se acrecienta en situaciones de pobreza, por
ejercer nuestro derecho a manifestarnos sin que tengamos que esperar el permiso
gubernativo. Abarcaría a las personas que fueron identificadas y sancionadas
sin más motivo que la caprichosa voluntad de la policía y de quienes la
controlan y dirigen.
OBJETIVOS
BÁSICOS DE LA PROPUESTA:
La AMNISTÍA SOCIAL llevaría
aparejada la DEROGACIÓN INMEDIATA de la LEY DE
SEGURIDAD CIUDADANA, más conocida como la LEY MORDAZA. Y,
además, debería contener las siguientes medidas:
- Supresión de todas las causas abiertas en los juzgados derivadas de
acciones de protesta contra las políticas de recortes, tanto de derechos
laborales como sociales.
- Anulación de todos los procesos y expedientes sancionadores derivados
de la intervención gubernativa en contra de manifestaciones en defensa de
derechos democráticos reconocidos.
- Eliminación efectiva de todo cargo delictivo para quienes se
enfrentaron a las intervenciones de la policía (en desahucios, huelgas
generales y luchas sectoriales o individuales )
- Desaparición de toda ficha policial o antecedentes penales archivados
que se deriven de las justas protestas sociales llevadas a cabo como
consecuencia de la crisis económica.
- Reparación a las personas más afectadas por la represión (daños
físicos o secuelas de otro tipo) y exigencia de responsabilidad a quienes
ordenaron intervenciones desmedidas, arbitrarias o de abuso de poder de las
fuerzas de seguridad del estado.
- Restauración de todos los derechos perdidos y cumplimiento integro de
todos los derechos humanos. Derecho a decidir.
- Libertad inmediata para las personas presas que han sido víctimas de
montajes policiales o que se vieron forzadas a cometer delitos debido a la
extrema situación a la que nos a arrastrado el actual modelo político y
económico.
También lleva implícita la desaparición de
los ficheros policiales de todos nuestros antecedentes derivados por nuestras
protestas Así mismo, la derogación de las leyes que facilitan la cooperación de
la policía con empresas de seguridad privada. Leyes que permiten el intercambio
de nuestros datos obtenidos bajo unas actuaciones policiales abusivas.
Estas leyes atentan contra cualquier principio
de respeto a las libertades individuales y colectivas, y es un ejemplo de la
deriva autoritaria y pre-fascista del actual “ESTADO DE DERECHO”.
Solamente la presión desde todo tipo de
colectivos sociales afectados puede hacer que esta propuesta de Amnistía Social
salga adelante, que sea tenida en cuenta en un supuesto nuevo escenario
político oficial. Si una ley de Amnistía de este tipo tiene que ser tenida en
cuenta por quienes gestionen el poder político en el futuro, será porque
quienes hemos padecido la represión en cualquiera de sus variantes, la exigimos
como salida colectiva a cada uno de nuestros procesos judiciales derivados por
nuestra resistencia y encontronazos con la ley.
Nunca hemos delinquido, al contrario,
hemos tenido que responder a los delincuentes. Si algunos métodos han estado al
margen de la legalidad o han tropezado con ella, ha sido porque nos han forzado
a ello las circunstancias de agresión continua a nuestra dignidad como
personas.
Es por tanto necesario que hagamos esta reivindicación
extensible a todo el mundo que crea en una salida digna a nuestras “cuentas
pendientes con la justicia”.
¿A
QUIÉN VA DIRIGIDA ESTA PROPUESTA?
La AMNISTÍA SOCIAL es una
reivindicación de todas y de nadie. Es el reclamo justo para unas luchas justas
que jamás debieron ser castigadas ni sancionadas.
Es un elemento unificador de las distintas
respuestas antirepresivas frente a la disgregación y segmentación que pretende
el Estado. Señala cada uno de sus distintos rostros y sitúa “los problemas” en
uno sólo: la represión.
Principalmente es una propuesta dirigida a
quienes de una forma u otra han padecido episodios de represión. Es decir a
todas aquellas que han pasado por comisaría o los juzgados, a quienes han sido
identificadas y ahora figuran en un fichero policial. También a quienes han
padecido la violencia del estado y se resistieron y ahora tienen delitos de
desobediencia o agresiones a la policía. Todas hemos sido víctimas de la misma
violencia.
Va también dirigida a los colectivos
anti-represivos que son la espina dorsal de la resistencia a tanta agresión. A
grupos de familiares o amigas (organizadas o no, pequeños o grandes), que saben
lo importante de no dejar sola a quien padece la represión.
No se lo planteamos a un organismo oficial
ni a una institución del poder político o judicial. Conscientes de que estos
sectores sólo moverán ficha si les obligamos, la AMNISTÍA SOCIAL deberá
germinar y ser resultado de una voluntad decidida y colectiva de mantener las
luchas contra la represión a base de la solidaridad activa, el apoyo popular a
las justas luchas que se perfilan en el horizonte. Por lo tanto, no es sólo una
reclamación sobre lo que ya ha pasado, si no sobre lo que está pasando y
pasará.
Esta idea que planteamos debe
desarrollarse en todas sus variantes organizativas; en coordinadoras,
plataformas, asambleas, grupos de afinidad, etc. Debe ser escrita en las
paredes, cantada en los conciertos, coreada en las manifestaciones, hablada en
las radios y escrita en los diarios y revistas. Si no en sus medios en los nuestros,
si no ellas, nosotras.
Hacemos un llamamiento para que todas las
personas implicadas en su trabajo con la justicia (abogados y juristas), se
pongan manos a la obra para dar forma de ley a esta petición.
La elaboración de una ley de AMNISTÍA
SOCIAL tiene que ser participativa; los colectivos afectados y personas
represaliadas, las asambleas antirepresivas y las asociaciones y juristas
solidarias tienen mucho que decir. Eso sí, habría mucha más faena que hacer en
caso de que la propuesta fuera asumida por cada vez más grupos y colectivos.
La propuesta de AMNISTÍA SOCIAL sirve
también para insistir en la injusta situación de miles de personas que han
padecido la represión sólo por luchar por su dignidad y por la justicia social.
Consiste en establecer una referencia unitaria que aglutine, más que disperse,
a las miles de personas que han padecido la represión y cuyos casos se han
intentado individualizar. Es necesario dar sentido a eso de “si nos tocan a una
es como si nos tocasen a todas”, y también a lo de “hoy por ti, mañana por mí“.
Es por eso que proponemos que hagáis
vuestra esta demanda, que la incluyáis en vuestras reivindicaciones y
actividades.
Que la AMNISTÍA SOCIAL se
plasme en cada lucha antirepresiva que llevemos adelante.
Es una reivindicación que nos pertenece a
quienes nos han situado en su diana sólo por el hecho de no resignarnos a
claudicar.
Nos pertenece a quienes aún creemos en la
dignidad del pueblo trabajador.
POR LA JUSTICIA SOCIAL!!
AMNISTÍA SOCIAL, YA !!
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